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Las deportistas mexicanas que representan la nueva realidad del deporte femenil en México

La Liga MX Femenil y la recién creada Liga Mexicana de Softbol son, en buena parte, responsables de que el deporte femenil en nuestro país se conjugue en presente.

Las deportistas mexicanas Nailea Vidrio, Jana Gutiérrez, Stefanía Aradillas y Yanina Treviño son factores de cambio en la escena deportiva.

En 2017, cuando se fundó la Liga MX Femenil de futbol, las pláticas entre mi esposa Olga y yo tenía ya muchas horas ligadas al tema. Ella, que en 2012 había emprendido el camino de escribir acerca de las mujeres en los deportes, era optimista. Yo, en cambio, era más escéptico y hacía preguntas un tanto obvias: ¿Crees que esto va a funcionar? ¿Será que los dueños del futbol quieran invertir en las mujeres? ¿Piensas que los patrocinadores se involucrarán?

Como periodistas deportivos, en casa siempre hemos hablado de resultados de partidos y de hazañas atléticas, y sabíamos, de acuerdo con la experiencia profesional de ambos en los medios de comunicación, que las mujeres eran constantemente relegadas en la conversación.

Hasta hace no mucho tiempo, lo más común en el universo deportivo femenil era hablar de las luchas del pasado y de cómo las mujeres encontraban obstáculos de género para desarrollarse en las canchas y campos de juego. En el caso del deporte mexicano, estos temas eran todavía más acentuados: eran pocas las historias que se podían contar en presente.

Por eso, en 2017, la llegada de la nueva Liga nos pareció una noticia interesante, aunque yo no dejaba de pensar que el proyecto era una apuesta riesgosa. Nadie sabía hasta dónde podía llegar este esfuerzo, más aún con dueños reacios a involucrarse e invertir recursos suficientes para su desarrollo.

Pero el balón había comenzado a rodar…

Nailea Vidrio

Los primeros años de la Liga MX Femenil de futbol fueron vistosos, pero difíciles. Nailea Vidrio tiene 20 años y hoy juega para las Tuzas del Pachuca, pero en aquel entonces recién había cumplido 14 cuando debutó como profesional. Su sonrisa es contagiosa, pero su rostro se pone serio cuando habla de los inicios del profesionalismo del deporte en México: “En un principio nadie le tenía fe a la Liga MX Femenil. Nos decían: ‘ustedes ni siquiera generan nada, nadie las ve, nadie nada’”.

Fue un momento duro para las deportistas mexicanas que se aventuraron en este barco. El esfuerzo que hacían en el campo no se veía recompensado en su bolsillo. Según se dice, en promedio, ganaban salarios de alrededor de 1,500 pesos mensuales por persona.

Para Nailea era una realidad contrastante. Por un lado, había conocido de cerca el bienestar con que vivían los hombres que se dedicaban profesionalmente al balón. Su padre, Manuel Vidrio, fue un destacado futbolista que incluso llegó a jugar con la Selección Nacional. Eso acercó desde la cuna a Nailea con la pelota, pero lo tomó en serio hasta los 11 años. Rápidamente descubrió que tenía talento en los pies. Vivía en Estados Unidos y, según cuenta, quería ser como la leyenda estadounidense Alex Morgan. Entonces no lo sabía, pero iba a poder jugar futbol profesional en México.

Sin embargo, tuvo que dedicar varios años de su adolescencia a entrenamientos agotadores sin saber siquiera que el camino profesional de su padre se convertiría en una opción real para ella. Cuando se creó la Liga MX femenil, recibió la invitación para unirse al Pachuca, una de las instituciones que apostó desde el inicio a presentar un buen equipo. “Le hablaron a mi papá y le dijeron: ‘Manuel, se va a hacer la liga femenil y queremos que tu hija esté en el club’. Inmediatamente, dije: ‘Obvio, quiero ir’. Yo era la única generación 2003; era la más chiquita. Me fue muy bien y llega el momento en que dan la lista y mi nombre estaba al final”.

Si todo parecía un sueño lo que vino después fue más grande: “En 2017 fuimos campeonas del primer torneo de Copa y subcampeonas del primer campeonato de Liga”. Las jugadoras empezaban a ser referentes para las jóvenes futbolistas del país.

Nailea se desenvuelve con seguridad frente a la cámara en el estudio de GQ Méxicojunto a otras tres mujeres que, a pesar de su corta edad, les ha tocado abrir camino… y ser parte de él. La sesión fotográfica está llena de juventud y talento. Bromean, sonríen y bailan un poco, mientras la música suena fuerte. Todas ellas se mueren de ganas de dar los detalles acerca del cambio que ha generado la lucha de las mujeres.

Jana Gutiérrez

Jana Gutiérrez también tiene 20 años, talento en los pies y una gran conexión con el público. Su rostro risueño transmite energía. Aunque nació en 2003, cuando una nueva ola feminista se gestaba, la mediocampista de Tigres todavía vivió en carne propia las limitantes de género en el deporte.

“En mi primaria no había equipo femenil y tenía que jugar con los hombres. Me decían: ‘¿Qué haces aquí?’. No me pasaban la pelota… ‘con la niña no’”. Sin embargo, su familia futbolera la motivó a continuar en el juego: “Mi sueño era ir a otro lugar o tener una beca por el futbol. La meta no era llegar a la Liga MXporque no había y la verdad no creía que fuera a existir jamás”.

Todo cambió. Cuando la oportunidad se presentó, Jana estaba preparada: “Desde los 12 años he estado en la Selección mexicana. Desde ahí ya me habían visto. Obviamente, cuando se crea la Liga MX, ahí estaba el sueño de todas, de poder entrar al proyecto”.

Jana comenzó su carrera en el Club América y hoy puede contar libremente la realidad de los inicios, una época muy diferente: “Había instituciones que no querían un equipo femenil, pero tuvieron que acceder simplemente porque era obligatorio. No todos los equipos jugaban en los estadios principales, los de los hombres. Al inicio, sólo asistían puros familiares. Regalaban boletos o los vendían en 5 o 10 pesos. No había casa club ni daban comidas… no nos ayudaban en nada. Muchas dejaban su ciudad por el sueño de ser futbolistas, pero la realidad es que no alcanzaba para vivir”.

Es difícil creer que en poco más de seis años todo ha cambiado tanto. Hoy las jugadoras visten uniformes diseñados especialmente para ellas y tienen patrocinadores en el pecho.

En la primera temporada, la de 2017, eran 16 equipos y sólo 11 abrían el estadio principal a las mujeres. La actualidad es muy diferente: hay 18 equipos femenilesy 17 están en la casa en la que juega también el equipo varonil (sólo Cruz Azul continúa en La Noria, su campo de entrenamiento).

Cuando comenzó el torneo, en el reglamento de la Liga se leía que el 90% de las integrantes de los equipos debía ser menor de 23 años (sólo se permitían dos mayores de esa edad) y tenían que ser sólo mexicanas. Todo cambió con los años. En el Apertura 2019, se abrió por primera vez el registro a un máximo de seis jugadoras con doble nacionalidad por equipo. Para el 2021, se anunció que por primera vez se permitiría a los clubes fichar a dos jugadoras extranjeras. En la actualidad, en el campo hay 25 nacionalidades. El país que más aporta es Estados Unidos con 18 jugadoras; le siguen Costa Rica con seis y Sudáfrica con cinco.

Hoy, Jana es parte de la institución más exitosa del futbol mexicano. Con Tigres UANL, equipo de Monterrey, ha ganado tres campeonatos y puede presumir que juega con Jenni Hermoso, la española que levantó el trofeo de campeona del mundo con su selección en la más reciente Copa del Mundo Femenil, realizada en el verano de 2023 en Australia y Nueva Zelanda. “Que Jenni venga a jugar acá es algo impactante para la Liga MX, significa que estamos creciendo bastante”, dice una joven que hoy tiene 1.3 millones de seguidores tan sólo en su cuenta de Instagram (@jana_gtz).

Su desempeño en la cancha hace que su nombre empiece a sonar más allá de las fronteras: “Me han llegado ofertas de Europa y en algún momento llegará la idea de irme, pero no sólo es ir, quiero trascender allá. Jugar Champions, ganar Champions…”

Stefanía Aradillas

En muchísimas ocasiones he platicado con Olga acerca de Nailea y Jana. De su talento y de la gran influencia que han logrado para promocionar desde sus propias plataformas una liga que cambia todos los días. Las futbolistas se han vuelto figuras públicas que ayudan a amplificar la voz y, por fortuna, su deporteno es el único que está transformando positivamente el universo femenil.

El nombre de Stefanía Aradillas sonó fuerte en 2021, cuando fue la única jugadora nacida y formada en México del equipo nacional que levantó titulares gracias al cuarto lugar obtenido en los Juegos Olímpicos de Tokio. Aquella era sólo la última fotografía de un largo camino. Cuando era niña, no le gustaba jugar con muñecas; prefería lanzar pelotas a la pared y decidió seguir los pasos de su hermano mayor en los diamantes de beisbol.

Su voz es firme y decidida como la de las mujeres que han llegado a lugares más lejanos que el resto. Así continúa su relato. A los 9 años, sus capacidades eran suficientes para jugar en el equipo varonil. “En una ocasión quedé seleccionada para ir a un Campeonato Nacional de niños. Llegamos a la junta previa y a la hora de entregar las acreditaciones a los managers de los equipos, no apareció la mía. Resulta que la habían escondido porque no querían que yo, como mujer, jugara ese Nacional. Obviamente no había sido un accidente”.

Cuando el conflicto se resolvió, Stefanía jugó el Nacional, quedó campeona de bateo y recibió la invitación para hacer pruebas en la Selección mexicana. Ahí también creció rápido: “Quedé como parte del grupo de niños que jugarían en un Mundial en Venezuela”. Todo parecía un sueño, pero tuvo que despertar pronto: “Nos llaman y le dicen a mis papás que no podía jugar. Que si quería ir tendría que estar en las tribunas, sin uniforme y sin poder entrar al dogout con mis compañeros. Obviamente no aceptamos”.

Fue entonces que decidió cambiarse al softbol y ahí empezaron los éxitos. A los 15 años se convirtió en la jugadora más joven en formar parte de la Selección. Su gran calidad la llevó a encontrar becas en el extranjero y, finalmente, a llegar a los Olímpicos. Su camino le daba grandes noticias, pero estaba restringido a jugar únicamente con la selección.

Steffy jamás imaginó que el 25 de enero de 2024, casi salida como truco de un sombrero, comenzó la Liga Mexicana de Softbol, un torneo de seis equipos en el que las mujeres son profesionales. El mago detrás de la propuesta fue Horacio de la Vega, presidente de la Liga Mexicana de Beisbol y ésta resonó en los oídos de los dueños de Diablos Rojos del México, Olmecas de Tabasco, Charros de Jalisco, Sultanes de Monterrey, Bravos de León y el Águila de Veracruz.

Stefanía fue seleccionada en el draft por los Diablos Rojos y busca los términos para describir lo que sucedió: “Para mí la palabra sería ‘irreal’ y también de la manera en que se está haciendo. Un equipo profesional que tiene tantos años de historia y de éxito, que diga ‘voy a hacer un equipo profesional de softbol’ y que apuesten por eso… en el mundo no existe una sola liga así, con este respaldo que tenemos. Ni siquiera en Estados Unidos, donde yo sé que llevan años pensando en hacer algo así”.

Stefanía habla bien acerca de la organización en general, pero también se refiere a lo particular: “Las cabezas de mi organización (Alfredo Harp Helú y su hijo Santiago) han sido los más presentes, los que más apoyan y se emocionan. Y ese respaldo va más allá de lo económico. Los sentimos cerca. Para mí eso es lo más importante. Les entregamos hace tiempo una carta para agradecer todas sus atenciones. Y las palabras fueron, tal cual, ‘Gracias por tratarnos como unas reinas’”.

Yanina Treviño

Yanina Treviño tiene 20 años y fue seleccionada en el draft por los Sultanes de Monterrey. Es una pitcher precisa y de brazo poderoso que muy pronto escribió las primeras hazañas en las páginas del libro que se acababa de abrir. El día en que se inauguró la liga, frente a 13 mil 500 aficionados, tiró el primer juego perfecto.

Cuando lo cuenta, entre foto y foto, su rostro juvenil brilla más que de costumbre y su sonrisa hace que le brillen los ojos.

Dicen que infancia es destino. La madre de Yanina es entrenadora de softbol. No sólo eso, también es una promotora. Desde hace más de una década reclutaba niñas para que jugaran en torneos cercanos. Yanina la seguía a todos lados y a los 17 años ya era parte de la Selección mexicana con la que ha participado en Juegos Centroamericanos y Panamericanos. Sus sueños volaban lejos, pero nunca pensó en que podían cumplirse en casa.

“El año pasado, la creación de la Liga nos agarró de sorpresa a todas. Yo dije: estoy estudiando. ¿Sí me dará tiempo? ¿Sí lo voy a poder lograr?” La noche previa al draft no pudo dormir por los nervios. Quería que la eligiera Sultanes para continuar con su carrera de contaduría en la UANL. Y así fue…

“La verdad, estaba gritando y llorando… fue un sentimiento muy bonito. Yo creo que es más de lo que soñaba. Sultanes se ha portado muy bien. Nos han hecho sentir como en casa”. Hay algo que la motiva más allá: “Ver a las niñas en las gradas es un sentimiento muy bonito. Va a ayudar mucho, porque si la Liga sigue así te vas a poder dedicar al softbol de lleno. Yo alguna vez vi a muchas jugadoras como inspiración y ahorita podemos ser muchas jugadoras esa inspiración de las niñas”.

Todo vuelve a la charla familiar al analizar que la realidad actual del deporte femenil es muy diferente. En la Liga MX Femenil cada vez hay más jugadoras extranjeras de alto calibre. Los partidos femeniles se transmiten en las principales cadenas televisivas y la asistencia a los estadios rompió un récord el torneo pasado con 511 mil aficionados presentes. El coro de voces ahora suena muy diferente.

Por su parte, la pelota de softbol empezó a rodar hace poco tiempo, pero lo hizo con fuerza. En el primer partido se logró un récord mundial para una liga profesional de softbol, con 13, 408 aficionados, cuando el equipo Sultanes recibió en su estadio al Águila de Veracruz.

Cinco cadenas transmiten sus partidos: ESPN, FoxSports, HiSports, Claro Sports y Multimedios. Y, aunque no se conoce el monto de los sueldos, las jugadoras se han vuelto un referente, según lo dice Stefanía Aradillas: “Me ha gustado mucho la respuesta de la gente. Van a tener jugadoras de dónde elegir. Mi ídolo de la infancia era Derek Jeter, porque en mi época no existían referentes femeninos. Pero ahora saben que se puede llegar a ser profesional en este deporte”.

Un cambio de paradigma

Nailea Vidrio recupera la sonrisa cuando habla de la Liga MX Femenil: “Viajes, sueldos, noticias… en todo hay una mejoría impresionante”. También Jana Gutiérrez sabe que tienen más visibilidad y que se han convertido en referentes: “Pasamos de que asistieran sólo los familiares a llenar estadios. Me encanta poder ser una inspiración para generaciones futuras y estar abriendo camino para ellas. Es muy padre que nos digan: de grande quiero ser como tú”.

Mientras tanto, en casa seguimos con los desayunos y las cenas llenas de deporte en la boca, pero las charlas con mi esposa, Olga Trujillo (@olga_trujas), transcurren con historias más actuales, repletas de una palabra clave: cambio. Hace apenas unos días, a finales de febrero, los gritos de emoción sonaron más allá de las paredes del hogar cuando la Selección femenil mexicana hizo historia y venció 2-0 a Estados Unidos en la primera Copa de Oro para mujeres. Mientras tanto, la Liga MX Femenil, que en sus orígenes fue pensada como un semillero, cumplió su cometido: la mayoría de las jugadoras que lograron la hazaña se formaron ahí.

El deporte femenil de México va en ascenso: se habla más en presente. Y se asoma hacia el futuro.

Fuente: GQ México.

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