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8 mitos sobre relojes que todo coleccionista debería conocer

¿Creías que podías llevar tu reloj resistente al agua en la ducha? Bueno, en realidad no, es solo un mito.

Desmentimos los mitos sobre relojes que con frecuencia se escuchan en el mundo de la relojería.

El boom de los relojes del siglo XXI habría sido mucho menos espectacular sin Internet y las redes sociales, donde aficionados, expertos, comerciantes, coleccionistas, frikis y reyes del #watchtok han podido atiborrarse de un sinfín de información y, sobre todo, de mucha desinformación.

Como resultado, abundan los mitos sobre relojes, desde que Abraham Louis Breguet inventó el tourbillon (no, fue su compañero de Cornualles John Arnold, pero Breguet fue quien lo patentó) hasta que Paul Newman llevaba un Rolex Daytona en la película Winning de 1969 (incorrecto de hecho, solo empezó a llevar uno después de que esa película lo enganchara a las carreras de autos). Estos son solo dos de los muchos mitos que existen sobre los relojes, así que hemos decidido desmentir muchos más.

Un reloj de lujo es siempre una gran inversión

Lamentablemente, no es así. Al igual que un auto nuevo, la gran mayoría de los relojes de lujo pierden valor en cuanto se sale de la tienda. Solo unos pocos modelos muy codiciados de producción regular (sobre todo de Rolex y Patek Philippe) son realmente rentables, especialmente en el mercado actual de segunda mano —cada vez más debilitado—, junto con algunas rarezas de fabricantes independientes de gama alta y bajo volumen. Así que si vas a comprar un reloj, asegúrate de hacerlo, ante todo, porque le gusta. Si mantiene su valor o sube, será una ventaja. Y una sorpresa para todos.

Hay que seguir las tendencias

El cantante puertorriqueño Bad Bunny posee algunos relojes provenientes del catálogo para mujeres en su colección, y al luchador convertido en estrella de cine Dwayne “The Rock” Johnson le gusta ir a lo grande con IWC Big Pilots y Audemars Piguet Offshores. Y la razón por la que siguen su propio camino al elegir los relojes de su colección es porque quieren y porque pueden, igual que tú. No siga las tendencias relojeras, porque siempre se desvanecen. ¿Eran cada una de esas esferas verdes de 2019 realmente un ‘must have’? ¿Un brazalete integrado va a mejorar tu vida? ¿Ese Cosmograph queda realmente bien en tu diminuta muñeca? Por supuesto, comprueba lo que llevan los demás, pero sé fiel a ti mismo, por favor.

Las correas de nailon deben ser todas NATO

A menos que tenga 20 mm de ancho, esté fabricada con nailon gris almirantazgo y la hayas adquirido de un auténtico proveedor de excedentes militares, es probable que solo sea una correa. La correa NATO (hace referencia al número de stock de la OTAN, no específicamente a la Organización del Tratado del Atlántico Norte) consta de una tira de nailon de 28 cm que atraviesa ambas asas, con una tira adicional de unos 11.5 cm cosida al extremo de la hebilla. Esto tiene un “retén” que permite que la parte más larga se pase a través de él para crear una correa “doble” debajo de la cabeza del reloj, manteniéndolo así centrado y reduciendo la probabilidad de que salga volando si la correa o la barra de retención se rompen.

Swiss Made significa fabricado íntegramente en Suiza

“Swiss Made” es una denominación oficial inventada por los suizos, controlada por los suizos, modificada por los suizos y creada para reforzar el prestigio de las cosas suizas. En el caso de los relojes, significa que al menos el 60% del valor debe crearse en Suiza y el 50% de la “fabricación esencial” debe realizarse allí. Lo que significa que el 40% y el 50%, respectivamente, pueden realizarse en cualquier otra parte del mundo, aunque la caja y la inspección final se realicen en Suiza. En conclusión, tu reloj procedente de una marca suiza bien podría estar fabricado con piezas significativas fabricadas en otro lugar, como China.

Los relojes de lujo son totalmente artesanales

Pues no. Cualquiera que haya visitado una manufactura de relojes podría ser perdonado por pensar que los verdaderos genios son las personas que diseñan las máquinas de Control Numérico por Ordenador (CNC) que pueden funcionar todo el día produciendo cientos, incluso miles de los muchos componentes que integran un reloj. Todo, desde las cajas a las ruedas, pasando por los tornillos y las esferas, se fabrica de esta forma, y todo ello con una exactitud increíble que ninguna combinación de ojo y mano humana podría igualar. Sin embargo, hasta la fecha (aparte del Sistem 51 automático de plástico de Swatch), los movimientos mecánicos siguen siendo decorados, acabados y animados por las manos increíblemente hábiles de los relojeros, no por robots. Así que, hasta ese punto, los relojes son “hechos a mano” —pero no del todo—.

La precisión de un reloj mecánico no usado no se deteriora

En realidad, sí. Como cualquier máquina, un reloj está diseñado para seguir moviéndose, así que cuando permanece inactivo en la misma posición durante mucho tiempo, las piezas empiezan a estropearse. El principal culpable es el deterioro de la minúscula cantidad de lubricante que se supone que mantiene todo en perfecto funcionamiento, pero las condiciones atmosféricas también pueden provocar la oxidación de los componentes del movimiento, las esferas y las manecillas. Lleva su tiempo, y los relojes no son tan susceptibles al deterioro por falta de uso como los coches o las motos.

Se puede llevar un reloj resistente al agua al bañarse

Debería, pero no siempre es así. Los fabricantes prueban la resistencia al agua de los relojes en condiciones estáticas y temperaturas frescas, lo que no tiene en cuenta las veces que te metes en una ducha abrasadora para asearte antes de salir por la noche. La combinación de calor y presión del agua puede superar fácilmente los tres bares, lo que equivale a sumergir tu reloj resistente al agua 30 metros bajo las olas. Los geles de ducha con los que te enjabonas también pueden causar estragos y dañar las juntas y los sellos de la corona.

Los relojes de bolsillo están de vuelta

Aunque de vez en cuando se anuncia su regreso en periódicos y revistas, en realidad nunca se produce, ¿verdad? ¿Cuándo fue la última vez que preguntaste la hora a alguien y viste cómo metía dos dedos en el bolsillo de un chaleco para sacar un reluciente reloj? ¿No te acuerdas? Probablemente porque nunca ha ocurrido. Tampoco volverán los relojes de leontina, ni los relojes anillo, ni los relojes bolso, ni los relojes medallón, ni los relojes bastón, ni los relojes en las empuñaduras de pistolas de chispa en miniatura engastadas con perlas y lapislázuli. Es cierto que unos cuantos bichos raros llevan estas cosas, pero al menos el 99% de la gente que usa un reloj lo lleva en la muñeca, sin contar a Rihanna, que se rodeó la garganta con su Jacob & Co de 670.000 dólares y 47 millones de diamantes incrustados para la Semana de la Moda de París. Un look estupendo en medio de la seguridad del desfile debut de Pharrell en Louis Vuitton, pero sería buscarse problemas en cualquier otro lugar.

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